El viaje es un sueño. 

El sueño es un viaje.

Antes del primer paso ya habíamos empezado a viajar; en el momento en que fuimos sintiendo que queríamos explorar una vida viajera, una liberación de lo conocido y una inmersión a otro pedacito del basto universo en el que habitamos.

El sueño tomó forma lentamente, cocinamos miedos, fantasía, ilusión y coraje. Mucho coraje.

Viajar con la DICHA, nuestra autocaravana, los cinco, las mascotas, las pocas pertinencias que conservamos para facilitar el día a día y un puerto al que llegar.

Y la vida tan pronto llegamos a México nos puso a prueba. 

Sólo quería cerciorarse que no nos rendiríamos a nuestro sueño fácilmente; que podíamos llegar a ser suficientemente flexibles a las nuevas ideas que habitaban en nosotros.

La autocaravana no llegaría el 25 de marzo, ni el 5 de abril como pospusieron. Había sufrido un fortísimo golpe en el puerto de Barcelona y precisaba reparación para poder viajar.

Llevábamos tres días en México, y necesitamos reinventar nuestro viaje frente a la incógnita de cómo se resolvería el percance con la Dicha. Se abrieron múltiples posibilidades a valorar, pero en el aire la incertidumbre era quien gobernaba.

¿Habríamos cruzado el océano para unas vacaciones turísticas con fecha de caducidad? esto se alejaba mucho de nuestro sueño; a nivel logístico, económico, interno, anímico.

Como medicina la confianza en que todo sucede por un bien mayor.